Desde el lunes 18 de septiembre, el Gobierno desplegó en las calles de San Salvador a más miembros del ejército de los que usualmente ha estado utilizando en labores de seguridad pública, esta vez usando hasta tanquetas equipadas con armas de grueso calibre; según el Gobierno, la medida es parte de una estrategia disuasiva y preventiva ante las condiciones de inseguridad ciudadana que experimenta el país.
El uso del ejército en labores de seguridad pública no es nuevo en El Salvador, ya que se viene dando desde el establecimiento de los Grupos de Tarea Conjunta a principios de la década de los años noventa; sin embargo, esta participación ha venido siendo en menor grado, excepto algunas ocasiones en que los gobiernos han incrementado el uso de los militares en labores de seguridad.
Una de esas ocasiones fue a finales de 2009, cuando el Gobierno de turno aumentó el despliegue del ejército en la calles del país para que apoyara las labores de seguridad en similares condiciones que ahora el Gobierno actual lo hace. En esa oportunidad, como FESPAD publicamos un comunicado titulado: “La Fuera Armada en funciones de seguridad pública. Una medida inconveniente.” Ahora, reiteramos nuestra postura y hacemos las siguientes valoraciones:
En El Salvador, desde hace varios quinquenios, la violencia y la criminalidad se han salido del control de las autoridades responsables, esto nadie lo puede poner en duda; ya que la criminalidad se encuentra asolando casi todo el territorio del país.
Es en estas circunstancias que el Gobierno ha tomado nuevamente la decisión de que la Fuerza Armada salga a hacer funciones de seguridad pública con mucha más presencia y armamento, esta medida pone de manifiesto que otra vez no se está haciendo un abordaje adecuado del combate a la violencia y criminalidad en el país; pues si se quiere perseguir a la criminalidad eficientemente, la represión no debe ser la única herramienta de persecución.
Ver posicionamiento completo en el siguiente link: Ejército en labores de Seguridad pública 2017