En 2021, la Cámara Ambiental emitió medidas cautelares que ordenaban al Ministerio de Cultura la protección del patrimonio cultural de las comunidades de la zona (Sisimitepet y Pushtan), sin embargo a la fecha no se han hecho efectivas.
Para las organizaciones resguardar el patrimonio cultural indígena de las comunidades implica proteger su dimensión física, material o tangible, en este caso el río, por lo que es necesario que el Ministerio de Cultura lo declare como bien cultural.
«Esto implica que el Ministerio muestre voluntad del reconocimiento no solo de las prácticas ancestrales sino también del lugar geográfico donde las comunidades realizan tales prácticas», dice Ariela González, de FESPAD.
Las organizaciones explican que hay 14 lugares en el río, considerados de gran importancia por ser sitios encantados o de paraje, lugares de memoria histórica o espacios ceremoniales, que no han sido declarados bienes culturales, a pesar que esto es del conocimiento del Ministerio de Cultura.
Tanto las organizaciones como los-as representantes de las comunidades expresaron preocupación, ya que las medidas cautelares de protección temporal han sido prorrogadas en cuatro ocasiones sin tenerse mayores avances.
«No vemos voluntad del Ministerio de Cultura de proteger ese bien sagrado como es nuestro abuelo Sensunapán, una vez más van a vencer las medidas. Es cansado estar esperando, vemos prórroga tras prórroga, dando tiempo a las autoridades que no han querido cumplir su papel como el Ministerio de Medio Ambiente, Ministerio de Cultura y Alcaldía», lamenta Sofía Morán, representante de las comunidades de Pushtán y Sisimitepet.
Estas medidas de protección están próximas a vencer en diciembre de este año, por lo que las organizaciones también llamaron a la Cámara Ambiental a emitir medidas de protección permanentes a favor de los derechos de los pueblos indígenas y del río.
«Como FESPAD daremos seguimiento a la restitución de los derechos de la comunidad, a la situación ambiental, así como al respeto y la salvaguarda de su cultura ancestral», concluye Ariela González.