Treinta y cuatro años han pasado desde que un grupo de hombres y mujeres, preocupados-as por la situación de El Salvador, unieran esfuerzos y concretaran una visión: aportar desde la sociedad civil, a través del derecho y las leyes, a los problemas del país.
Desde aquel 30 de noviembre de 1988, como FESPAD hemos trabajado por los Derechos Humanos: civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y medioambientales. Aportamos desde nuestra experiencia para exigir el cumplimiento de diversos derechos: a una vivienda adecuada, al acceso a la información, al agua, por derechos laborales, entre otros muchos. Acompañamos a las comunidades y población en condición de vulnerabilidad: niñez, adolescencia, juventudes, población LGBTQ+, víctimas del conflicto armado, apostándole a su empoderamiento.
Promovemos una cultura de paz, con anhelos de una sociedad libre de todo tipo de violencia, sobre todo violencia armada y de género; apoyamos a quienes buscan a sus familiares desaparecidos; ejercemos contraloría al quehacer del Estado, buscando su fortalecimiento. Como organización de derechos humanos hemos atravesado un camino largo, lleno de retos, desafíos; de alegrías y tristezas.
Nuestra labor nunca ha sido fácil, sin embargo, la hemos realizado con la satisfacción de hacer lo correcto a favor de la población. Agradecemos a la cooperación solidaria que ha creído en lo que hacemos y ha continuado brindándonos su respaldado durante estos años. Felicitamos a quienes han sido parte de nuestro equipo y se han mantenido al frente de la institución, en los buenos y en los no muy buenos momentos.
Como FESPAD, aún en el contexto adverso que atraviesa el país, tenemos el reto de continuar con postura firme e independiente, trabajando por el restablecimiento del Estado de Derecho y la democracia, por el respeto de la institucionalidad del Estado y, sobre todo, por las víctimas y aquellos sectores vulnerables.
¡Larga vida a FESPAD!